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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Leer es crecer. Yo, el lápiz.

Amigos, hoy amanecí preocupado y desconcertado, amanecí pensando en como estarán manejando, enfrentando y encontrándose los niños y sus maestros ante los futuros cambios económicos-políticos que se avecinan en nuestra querida Cuba... como explicar a los inocentes infelices que todo lo que le exponía el socialismo de igualdad, es una utópica falsedad, un engaño a su ingenuidad e inteligencia. 

¿Cuáles son las responsabilidades de los maestros y la los padres antes estos cambios que tenemos presentes? Explicar y convencer en términos económicos podría creemos que podría ayudar a disminuir el trauma psicológico y nuestro daño antropológico creado por nuestra fatal servidumbre.

Si un libro hace falta al igual que muchos otros en la educación de nuestros hijos hoy, ese es "Yo, el lápiz" escrito por Leonard E. Read, quien fundó The Foundation for Economic Education, Inc. En 1948, desempeñandose como su fundador hasta el final de sus días. Aunque en la querida Wikipedia off line nuestra, la de la minoría privilegiada de los cubanos que contamos con un ordenador, se nos describe con el título completo de " Yo, el lápiz. Mi árbol genealógico, según Leonard E. Read"

Yo, el lápiz fue el ensayo más famoso de Read, publicado por primera vez en la edición de diciembre de 1958 de The Freeman. A pesar de que algunos pocos detalles de fabricación y nombres de lugares han variado durante sus pasados cuarenta años, sus principales objetivos no han cambiado.

El libro está escrito en primera persona y desde el supuesto punto de vista de un lápiz. El protagonista lápiz nos narra la complejidad de su propia creación, enumerando sus distintos componentes y las numerosas personas que intervienen, desde el barrendero en la fábrica, hasta el guardian del faro que guía los barcos y su correcta entrada en el puerto. 

El libro magistralmente nos enseña de una manera positiva y agradable las distintas variantes comprometidas en el orden espontáneo, es decir, el orden que resulta libremente de la acción humana cuando existe autoorganización y no una planificación centralizada entre las personas.

El lápiz nos demuestra que no se hace necesaria una mente maestra de alguien dictando o dirigiendo por la fuerza las incontables acciones que le llevan a su necesaria existencia. Obra que recordarán los niños por el resto de su vida, cuando años más adelante escudriñen en conceptos tales como el conocimiento disperso, el orden espontáneo o la famosa metáfora de lamano invisible, que nos describe en su teoría de los sentimientos morales el filósofo Adam Smith. Nada, que como bien dijo el maestro, leer es crecer y educar a nuestros hijos más que un estímulo y deber, es un placer.

joisygarcia@gmail.com
joisygarcia@nauta.cu

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