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martes, 8 de octubre de 2013

FELONÍAS CONTRA LA POBLACIÓN PENAL CUBANA


León Padrón Azcuy, la Habana martes 1 de octubre de 2013
El prisionero cubano Evelio Puentes Mayea, quien cumple una sanción conjunta de 23 años de cárcel por un delito contra la seguridad del estado, denuncia las terribles condiciones a que son sometidos los reclusos en uno de los tantas granjas de reeducación que supone un beneficio por su buen comportamiento.

Luego de catorce años de duro encierro bajo el rigor infernal de las cárceles cubanas, Puentes Mayea fue trasladado para un “campamento de reeducación” -nombre como también se les conoce- ubicado en el poblado del Chico”, a unos 40 km de la capital habanera. Y si bien esta medida suponía una alternativa a las penas privativas o restrictivas de libertad, por cuanto aquí los presos no están en cerdas de rigor y salen a trabajar. El trato es terrible, ya que son obligados a trabajar forzosamente durante largas horas, bajo un pésimo régimen de alimentación, y sin atención médica alguna.

Ya desde hace años la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional que dirige el profesor Elizardo Sánchez, conjuntamente con la prensa independiente cubana y otras agrupaciones del Movimiento Cívico Cubanos, y a través de los mismos reclusos, han venido denunciando los abundantes abusos y violaciones, que se producen en todas las modalidades de reclusión en la isla, sin que se aprecie mejoría alguna.

Para la dictadura cubana, poco importa que su oficialidad carcelaria cumpla o no, -más allá de cualquier delito- lo estipulado en las reglas mínimas para el trato a los prisioneros, establecidas en las distintas convenciones de la Naciones Unidas. Estas normativas reiteradamente son pisoteadas.

Según Puentes Mayea, el capitán Richard, director del centro de reeducación del Chico somete constantemente a los prisioneros a chantajes y malos tratos. Este oficial, siempre se hace acompañar para sus amenazas de varios guardias, y en más de una ocasión ha expresado… “Ustedes los presos no tienen derecho a ningún beneficio, solo a trabajar bastante y duro”.

Este enunciado carece del más mínimo ápice de compasión, y es una declaración de desprecio y maltrato hacia los reclusos, quienes deben estar sometidos a trabajar de lunes a lunes, durante 14 horas diarias en la construcción de dos edificios destinados a los médicos que atendieron al difunto Chávez durante su enfermedad.

El hecho más abominable del Chico, ocurrió este pasado 26 de septiembre, un día antes del pase que cada dos meses se le otorga a cada recluso en estos campamentos. Ese día el capitán Richard amenazó a los reos con abolirles el permiso de salida, de no chapear y pintar toda la instalación, a pesar de que los infelices habían regresado al filo de las ocho de la noche, sin comer y sin bañarse de las duras labores constructivas.

Puentes Mayea describió que se resignó a trabajar aquella noche hasta la una de la madrugada sin protestar, pero que sin embargo a él se le fue suspendido su pase, debido a una pequeña tardanza de 10 minutos acaecida en su anterior salida. “No tuvieron en cuenta que mi retraso fue a causa de un fuerte aguacero y un pésimo servicio de transporte” aseguró.

Nadie tiene el derecho de maltratar tan vilmente a los presos como lo hacen en todos los centros de reclusión del país. Al respecto la fuente declaró “Son verdaderos campos de exterminio”, y continuó “Teníamos muchas esperanza que con la libertad de René González -uno de los cinco espías-, se fuera a preocupar mucho más, por las condiciones en que vivimos los reclusos cubanos”.

La verdad, es una ironía que mientras el gobierno cubano sobredimensiona sin reparo su campaña por la libertad de sus “cinco héroes”, factura felonías como las que se dan en estos campamentos de trabajo forzado, donde los reos se alimentan de comida fermentada muchas veces, y no se les está permitido, ni tan siquiera enfermarse. De ocurrir, ese preso perdería el derecho a trabajar en esa granja, y aunque se recupere, ya otro ocuparía su lugar, y el sería enviado nuevamente a prisión.

Evelio Puentes Mayea lleva catorce años en prisión, es natural de ciudad de la Habana, y residía antes de su encierro, en la calle 10 de octubre No 27 edificio 249E, E/ Arango y Vía Blanca, Municipio 10 de octubre en compañía de su anciana madre la señora Elsa Mayea quien a sus 73 años padece de una enfermedad siquiátrica.

En estas declaraciones expresó solemnemente que no le importa pagar las consecuencias de esta denuncia, siempre y cuando la opinión pública internacional conozca de las felonías del régimen cubano contra la población penal.


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