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martes, 28 de junio de 2011

El Hombre Nuevo.

La Habana, Cuba, junio de 2011
Joisy García Martínez.

Muy al contrario de lo que opinan algunos sobre la formación del “Hombre Nuevo”, la llamada revolución cubana sí ha logrado su propósito con una gran parte de su ciudadanía.

El hombre nuevo, futuro habitante de la sociedad perfecta, fue creado por la revolución y lo podemos ver todos los días en nuestras ciudades, barrios, parques o plazas. Podría ser un sencillo carnicero, ponchero, doctor, zapatero, policía, artista o delegado de circunscripción y sus características principales son: la indolencia, el miedo, la apatía, la decidia, la intolerancia y el conformismo autómata con que aprueba las decisiones que sencillamente no comparte.

Es el mismo que al terminar asambleas y reuniones comenta entre sus íntimos y en voz baja, su desacuerdo e inconformidad, es el que no reconoce que Wilfredo Soto fue apaleado por la policía, es el que mira con el rabillo del ojo como en Holguín recientemente a los hermanos Marcos Maikel y Antonio Michel Lima Cruz fueron sentenciados respectivamente a tres y dos años de prisión, pero no se inmuta, es el que desconoce que Henry Constantín fue expulsado de por vida de las universidades del país, es el que desde su silencio cómplice se reusa a creer y no reprocha aunque sea verbalmente que cuatro disidentes pacíficos fueran condenados a penas de entre 3 y 5 años de cárcel por un supuesto "desacato agravado" y "desorden público", al haber lanzado octavillas en contra del Gobierno, y es el que se mantiene mudo frente a un escándalo de intolerancia en Pinar del Río, al ver como un artista de la plástica, el pintor Pedro Pablo Oliva fuera expulsado de la Asamblea Provincial del Poder Popular y su casa taller  clausurada. El hombre nuevo es aquel que no se mete en problemas, no corre peligros y no señala ni con una minima señal las injusticias.

Estoy conciente de que también soy culpable, que permití muchas veces en mi vida que se decidiera por mí, sin embargo no quiero continuar simulando agrado a esa excéntrica etiqueta, y pido un cambio, sí, ¡sí señor!, esto tiene que cambiar y “Al carajo el Hombre nuevo”, somos seres humanos, con aciertos y desaciertos, con humanos defectos y naturales virtudes.

Asusta pensar en ese “Hombre Nuevo”, el cual en el fondo, creyéndose víctima, es responsable de la simulación generalizada a la que estamos casi obligados a vivir nosotros los cubanos, despojados totalmente del libre albedrío y considerándonos siervos en funcionamiento de la sociedad, el que puede acatar las más absurdas e injustas decisiones que bajan los jerarcas de por “allá arriba”.

 En un final y a pesar de todo, estoy seguro de que algún día los cubanos podremos recuperar por fin nuestra arruinada condición humana.
joisygarcia@gmail.com

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