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martes, 15 de marzo de 2011

La Historia lo absolverá.

La Habana, Cuba, marzo de 2011
Carretera de San Pedro.
Joisy García Martínez.

Cedant arma togae.

Señores magistrados: ¿Por qué tanto interés en que me calle? ¿Por qué, inclusive, se suspende todo género de razonamiento para no presentar ningún blanco contra el cual pueda yo dirigir el ataque de mis argumentos? ¿Es que se carece por completo de base jurídica, moral y política para hacer un planteamiento serio de la cuestión? ¿Es que se teme tanto a la verdad? ¿Es que se quiere que yo hable también dos minutos y no toque aquí los puntos que tienen a ciertas gentes sin dormir desde el 26 de julio? Al circunscribirse la petición del fiscal a la simple lectura de cinco líneas de un articulo del Código de Defensa Social, pudiera pensarse que yo me circunscriba a lo mismo y dé vueltas y más vueltas alrededor de ellas, como un esclavo en torno a una piedra de molino.

Pero no aceptaré de ningún modo esa mordaza, porque en este juicio se está debatiendo algo más que la simple libertad de un individuo: se discute sobre cuestiones fundamentales de principios, se juzga sobre el derecho de los hombres a ser libres, se debate sobre las bases mismas de nuestra existencia como nación civilizada y democrática. Cuando concluya, no quiero tener que reprocharme a mí mismo haber dejado principio por defender, verdad sin decir, ni crimen sin denunciar.

El famoso articulejo del señor fiscal no merece ni un minuto de réplica. Me limitaré, por el momento, a librar contra él una breve escaramuza jurídica, porque quiero tener limpio de minucias el campo para cuando llegue la hora de tocar a degüello contra toda la mentira, falsedad, hipocresía, convencionalismos y cobardía moral sin límites en que se basa esa burda comedia que, desde el 10 de marzo y aun antes del 10 de marzo, se llama en Cuba justicia.
Dos sencillos párrafos de “La Historia me absolverá ”  alegato escrito en prisión por el expresidente cubano Fidel Castro en el año 1953, después de haber asaltado a tiros el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, tomados del libro “Juicio del Moncada” de Marta Rojas.

El juicio al estadounidense Alan Gross, acusado de cometer delitos contra la integridad del Estado en Cuba, finalizó y quedó listo para que el tribunal diera su veredicto. La nota indicó además que hubo durante las dos jornadas que duró el juicio 10 testigos, nueve peritos, además de la presentación de pruebas documentales o físicas. La prensa extranjera no tuvo acceso a la sala ninguno de los dos días y nadie hizo declaraciones a los periodistas congregados en la esquina del tribunal comentan los cables extranjeros.

Hace unos días se emitió un programa especial contra la oposición interna cubana, con acusaciones sobre la "formación" de disidentes y periodistas independientes por parte de Estados Unidos y consto con testimonios de dos agentes de la seguridad cubana infiltrados durante años en la disidencia pacifica.

Un comunicado televisado el sábado 12 de marzo sobre Gross manifestó que éste había sido sentenciado a 15 años de prisión, el contratista estadounidense –según comentan- admitió que fue utilizado por pretender emplear sofisticadas tecnologías para crear redes clandestinas de info-comunicaciones fuera del control de las autoridades cubanas para alimentar provocaciones contrarrevolucionarias. Nadie siquiera imagina las presiones a las que debe haber estado expuesto Gross para embarcarse de esta forma.

Los ciudadanos cubanos hoy no contamos con defensores de nuestros derechos como en el año 1953 y culpamos de muchas de nuestras desgracias al vecino del norte, si analizáramos en profundidad -en mi opinión personal-  es una vergüenza nacional que un proyecto extranjero sea viable e intente suministrar equipos para que los ciudadanos, sean opositores, judíos, negros, indios, liberales o comunistas nos comuniquemos entre si, sin el permiso de las autoridades que hoy nos imponen el analfabetismo informático y cívico en que vivimos la mayoría.

¿Habrá que pedir permiso para informarnos y comunicarnos? 
Cuando el gobierno de Cuba hace sus proyectos de ayuda internacional, se llaman proyectos internacionalistas, cuando otros hacen proyectos de ayuda y no son canalizados con el gobierno de La Habana son subversión, provocaciones contrarrevolucionarias que no se pueden tolerar, ¿hasta cuando la doble moral? 

¿Será que para salir absuelto Alan Gross, le falto el abogado indicado?
Contrario a juzgar a Gross con ese articulejo, debiéramos sentirnos preocupados como ciudadanos por tener un gobierno que supuestamente preocupado por nosotros, nos desautoriza la libertad comunicacional, la logística moderna actual y nos desinforma ante juicios, que debiendo ser públicos no lo han sido.

Sencillamente estamos ante un juicio político, ejecutado por un régimen militar, que le cercena las alas y la esperanza a la solidaridad humana y a la democracia. Estoy totalmente seguro que la pesadilla en que vivimos pasará y ojala en este lapsus de tiempo no le suceda nada en prisión al señor Alan Gross, pues solamente abra un culpable, los modernos censuradores de la nación y a él, a él indudablemente la historia lo absolverá.
Lamentablemente mientas mas estudio la historia, compruebo que la memoria falla a determinada edad.


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