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jueves, 24 de febrero de 2011

Ameno intercambio de ideas, sin prioridad nacional.



La Habana, Cuba, febrero de 2011
Joisy García Martínez.

Comienzo escribiendo este post frente al televisor, observo a intelectuales que han sido invitados a la 20a feria del libro en La Habana y están convidados a una charla con el ministro de cultura Abel Prieto y el primer secretario del Partido Comunista de Cuba y expresidente Fidel Castro, voluntariamente escucho la charla e increíblemente no he tomado ningún calmante o aplicado las imprescindibles técnicas yoga que aprendí de mi padre y aplico en ocasiones.

La presentación es hipócrita y todos les ríen las gracias al rey y a su erudito bufón de turno. Soy testigo de un cuadro que realmente da tristeza, las ideas que se discuten son interesantes, pero para los que no tienen que pensar en la cotidiana preocupación del desempleo, el vaso de leche en las mañanas, el transporte, la merienda escolar, el excesivo monto de los impuestos, la escasez de agua, los bajos salarios, el precio del aceite en la moneda de oro que no todos los cubanos tenemos o la libra de azúcar y arroz a sus nuevos precios de 8 y 5 pesos (casi la mitad del salario diario de un trabajador común).

La política del hambre.
Fidel se pregunta al comienzo, refiriéndose a algunos blog.
¿Por qué no hay una rebelión en Cuba como en Egipto?
Rápidamente salto de la silla, no me molesto, pero contesto sin mucho cavilar, en Cuba lo único que funciona bien es el aparato represivo que liderean él y su hermano hace mas de 53 años, muestra de ello son los todavía incalculables prisioneros políticos que sufren en las mazmorras del país, país que su gobierno todavía no permite a sus ciudadanos asociarse libremente, país en el cuál una madre no puede visitar libremente la tumba de su hijo en Banes, nación que su denominado Poder Popular no ha dado respuestas a peticiones ciudadanas, como es el caso de los planteamientos elevados por los “Voceros del Barrio” en Punta Brava y gobierno que hace poco forzó al destierro a valientes hijos que languidecían en las cárceles de la secuestrada patria.

Las arrolladoras manifestaciones en la Plaza Tahrir que terminaron con el derrocamiento del expresidente Hosni Mubarak en Egipto son un sueño -quizás no muy lejano pero ausente- del inerte y noble pueblo cubano.

Tenemos el deber de informarnos bien de todo- asegura Castro- y me vuelvo a preguntar, ¿cuándo tendremos Internet o acceso a correo electrónico en el joven club de computación de nuestra localidad en Punta Brava?
Sería agradable, moderno, civilizado, cómodo y ya lo pedimos algunos vecinos del barrio por los canales establecidos del mencionado Poder Popular, me evitarían los sacrificados viajes que hago y no me patrocina nadie a las gentiles embajadas que brindan este servicio a ciudadanos cubanos que queremos, lo que creemos un derecho elemental, informar e informarnos fuera del oficialismo que supuestamente representan los intereses de una mayoría y que le soslaya los derechos a una minoría cada vez mayor y menos invisible para todos en el mundo.

Al fin una frase con la que estoy de acuerdo, aunque me hubiera gustado la palabra ciudadanos.
“si logramos que los intelectuales comprendan el riesgo que estamos viviendo en este momento, en que la respuesta no se puede posponer, tal vez logren persuadir a las criaturas mas autosuficientes e incapaces que han existido nunca : nosotros, los políticos”

Ahora me vuelvo a preguntar, si los políticos son autosuficientes e incapaces, por qué el pueblo no los cambia cada determinado tiempo- la ley a mi entender debería contemplar este punto, como lo contemplaba la constitución del 40-, ya algunos en nuestro caso llevan en la ingrata y sacrificada profesión más de 53 años, las generaciones jóvenes supongo no están totalmente dormidas y seguramente tendrán ideas renovadoras e incluyentes que exponer en el contexto nacional. Lo difícil del cuadro nuestro es lograr persuadir al vejestorio de políticos que nos tratan de gobernar, a jubilarse en sus modestas mansiones de humildes y para los humildes.

La próxima feria del libro en La Habana debería dedicarse a los incalculables y magníficos escritores e intelectuales de la diáspora cubana y entre todos hacer un llamado a la diversidad de contrapuestas opiniones existentes entre los cubanos y que en mi entender hacen a una sociedad mejor, viva y funcional.

En fin, no voy a seguir machucándome con este ameno intercambio de ideas sin prioridad nacional, que para los que buscaremos para mañana la merienda escolar de nuestros hijos, no nos reporta absolutamente nada nuevo.
El sistema continúa sin funcionar para ustedes, los nosotros mismos.

joisygarcia@gmail.com

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